Con un tal Franco, Ponferrada estaba rebosante de trabajo, de industrias, de comercios, trenes , pasajeros y conexiones a multitud de destinos. Rebosante de vida y atractivos. Enormes salas de fiesta y gigantescos cines y teatros abarrotados la otorgaban un ambiente mágico y vibrante.
A nivel económico e industrial, la pujanza y prosperidad de Ponferrada eran enormes en tiempos de Franco. Tal es así que la llamaban la ciudad del dólar.
Desde que llegó la falsa democracia y el constante y despiadado saqueo y expolio del socialismo junto a sus socios terroristas y golpistas, Ponferrada agoniza en una espiral de decadencia sin fin.